La ciudad está ubicada en la Costa Noroeste de la provincia de Chubut, a 100 kilómetros de Península Valdés, declarada Patrimonio de la Humanidad por UNESCO en el año 1999. Se trata de una de las áreas biológicas más destacadas de la costa Patagónica, por la presencia de ballenas francas, elefantes y lobos marinos, pingüinos de Magallanes, delfines, orcas y otras tantas especies de fauna terrestre y flora.

La temporada de avistaje de ballenas en Madryn y Península Valdés va de mediados de mayo hasta diciembre. La Ballena Franca Austral elige esta zona para aparearse, dar a luz y enseñar a nadar a sus crías.

Hay muchas formas de acercarse para verlas y compartir un rato con ellas: desde la playa en Madryn o en El Doradillo; en los avistajes embarcados que salen de Puerto Pirámides, en lanchas, catamaranes y semirrígidos; o en el semisumarino Yellow Submarine, con ventanas bajo el nivel del agua e hidrófonos para poder escucharlas;  vale destacar que las embarcaciones están adaptadas para Turismo Accesible.

Entre la estepa patagónica y el mar más azul de nuestro país, Puerto Madryn ofrece excelente gastronomía, playas amplias para caminar, buceo y snorkeling con lobos marinos, excursiones en 4×4 y en bicicleta por los médanos, paseos en catamarán con vistas a la ciudad y distintos tipos de avistaje de ballenas.
Cada temporada tiene su encanto en Puerto Madryn. El invierno coincide con la llegada de la ballena Franca Austral a las costas de Chubut, donde se aparean, dan a luz y enseñan a nadar a sus crías. Hay muchas formas de acercarse para verlas y compartir un rato con ellas: desde la playa en Madryn o en El Doradillo; en los avistajes embarcados que salen de Puerto Pirámides, en lanchas, catamaranes y semirrígidos; o en el semisumarino Yellow Submarine, con ventanas bajo el nivel del agua e hidrófonos para poder escucharlas. En este punto, vale destacar que las embarcaciones están adaptadas para Turismo Accesible.
Si bien el snorkeling y el buceo con lobos marinos se puede hacer durante todo el año en Puerto Madryn, en invierno los lobos aún son cachorros y juegan con los nadadores. Siempre con la marea alta, la lancha navega unos veinte minutos hasta la reserva Punta Loma y se fondea a una distancia prudente. Ahí toca lanzarse al agua y esperar, porque son los lobos los que se acercan curiosos, y no al revés. Expertos en la materia, aseguran que esta es una de las experiencias más genuinas, inolvidables y de contacto real con la naturaleza marina.

En los balnearios de Puerto Madryn también se coordinan travesías en kayak por el Golfo Nuevo, clases de windsurf, stand up paddle y hasta stand up yoga, siempre que las condiciones del mar lo permitan. Otra opción para recorrer el golfo es tomar el paseo en el catamarán Regina Australe, con restaurante a bordo y un deck que se disfruta muchísimo bajo el sol tibio del invierno. Para los amantes del campo traviesa, también se alquilan bicicletas de montaña y se ofrecen excursiones en 4×4 hasta Cerro Avanzado.

En estos días de invierno también se puede disfrutar de la mejor cocina patagónica, de la mano de los cocineros y productores locales. Cordero, navajas, langostinos, salmón blanco y algas wakame, quesos, frutas rojas y chocolates artesanales, son algunos de los ingredientes claves en platos que llevan el sello de Madryn al Plato, festival gastronómico que ya lleva once ediciones.

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