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Otoño en Bariloche

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Cuando cae el otoño en la Patagonia cordillerana, cada rincón tiene su propia impronta. Los arboles nos regalan un sin fin de colores que difícilmente podamos olvidar. Visitar el sur argentino en otoño es una experiencia irrepetible.

Es cierto que en el inconsciente colectivo se asocia Bariloche a viaje de egresados, chocolate y discos con estéticas noventosas. Algo de coherencia existe en aquella relación, ya que el destino ha tenido un fuerte desarrollo bajo aquella impronta. Sin embargo, Bariloche tiene un sinfín de propuestas que convierten a la ciudad en un lugar de excelencia para una escapada de fin de semana.

Con temperaturas que oscilan entre los 4 y 13° grados, Bariloche abre sus puertas en Otoño. Para quienes buscan aventuras, no pueden dejar de visitar el Cerro Catedral, el mayor centro de esquí del hemisferio sur, con una amplia infraestructura de servicios para la práctica de los deportes invernales. Está abierto durante todo el año y se accede muy fácilmente desde el centro de la ciudad.

Otro imperdible de alto vuelo es el Canopy, una actividad dura poco más de 2 horas y no se requiere conocimiento previo, ya que antes de iniciar el recorrido, los instructores enseñarán las técnicas básicas de deslizamiento y seguridad. Luego de la colocación del equipamiento, se emprenderá el ascenso en un vehículo doble tracción, por la montaña hasta un bosque de coihues de más de 250 años, desde donde se camina hasta la plataforma de despegue.

El recorrido total es de 1500 metros, uno de los más largos de América del Sur. El canopy no requiere fuerza, ni contar con conocimientos de montañismo, por lo que es apto para toda la familia. Los niños de entre 4 y 8 años lo pueden realizar en tándem con un instructor. El tour no se suspende por lluvia.

Para comer, Bariloche presenta excelentes instalaciones para saborear los platos autóctonos envueltos en paisajes imperdibles. Por un lado, el cordero; la trucha y los ahumados son los platillos más recomendados de La Patagonia y se pueden encontrar en cientos de restaurantes, con degustación y la experiencia de vivir el proceso de preparación de cada plato. El curanto es la estrella. Hay muchos lugares tradicionales y los nombres y apellidos de los “curanteros” son la historia misma de Colonia Suiza, una pintoresca localidad a poco menos de 25 km . No hay que perderse las distintas etapas de la preparación ya que siempre son explicadas e incluyen algún espectáculo.

Otras de las principales atracciones culinarias es la ruta de la cerveza, un recorrido ubicado en la calle juramento en la cual se ofrecen distintos bares para degustar cerveza artesanal.

Finalmente, para visitar y relajarse, la ciudad ofrece espacios de aire puro y fresco para recorrer con paisajes auténticos e imperdibles. Entre ellos, el reciente coronado como una de “Las 7 maravillas argentinas”, el Parque Nacional Nahuel Huapi es un paisaje natural compuesto de 710.000 hectáreas y 116 años de historia, que le ofrece los 365 días del año distintas actividades y los vincula con la naturaleza y la belleza patagónica como:

· Bicicleta de montaña, que es un excelente medio para conocer la región por diferentes sendas.

· Cabalgatas, para recorrer bosques plagados de ríos y cascadas.

· Kayak, con distintas dificultades dependiendo del río o

· Rafting y flotada en paisajes únicos y distintos niveles de dificultad y velocidad.