Descubrí el paraíso natural de El Cadillal, una joya escondida a solo unos kilómetros de San Miguel de Tucumán. Este extenso espejo de agua de 11 km de largo y 4 km de ancho, rodeado de majestuosas montañas y vegetación exuberante, te ofrece un ambiente fantástico para practicar deportes acuáticos como el windsurf, kitesurf, pesca y canotaje.

Adentrarse en la naturaleza de Tucumán, con su verdor único y su clima fresco y húmedo durante todo el año, ideal para disfrutar de las actividades al aire libre que ofrece El Cadillal. Recorrer los senderos verdes y boscosos en bicicleta, andar entre las cascadas de los afluentes del dique o caminar en búsqueda de las cimas de las montañas aledañas son experiencias únicas de canyoning o trekking.

Además, la infraestructura turística del dique se desarrolla día a día, sumando propuestas para todo tipo de público. Se puede disfrutar de servicios gastronómicos para todas las horas del día y para todos los bolsillos.

No hay que perderse la impresionante aerosilla de 600 metros de recorrido que lleva a la cumbre de la Sierra de Medina, desde donde podrás disfrutar de vistas panorámicas impresionantes del embalse y su entorno.

Y para los amantes de la cultura y la historia, la zona también cuenta con el Museo Arqueológico El Cadillal (MAC), donde podrás conocer más sobre la rica historia de la región.

El Cadillal es el destino perfecto para quienes buscan una experiencia de viaje única, en un entorno natural privilegiado donde la aventura y la cultura se combinan para ofrecerte momentos inolvidables. ¡ Descubrilo por vos mismo!.


Descubrir la historia, a través del Museo Arqueológico El Cadillal

El moderno Museo Arqeológico El Cadillal (MAC), una obra generada en la reciente intervención arquitectónica del Complejo Turístico Puerto Argentino, ofrece un recorrido museológico por las distintas culturas que habitaron esta zona del país. En 1965, con el llenado del embalse, comenzaron a “lavarse” las costas, lo que motivó las primeras excavaciones arqueológicas (1971/72) en algunos cementerios indígenas localizados en las márgenes del espejo de agua.

En la región confluyen múltiples evidencias de culturas prehispánicas, como la de San Francisco, Candelaria, Ciénaga y Santa María. Las diferentes “culturas”, conocidas hoy en el noroeste argentino, han sido clasificadas utilizando la cerámica como elemento distintivo, teniendo en cuenta los aspectos técnicos e iconográficos, los que no indican diferencias étnicas. Las colecciones que aquí se presentan abarcan desde los primeros años de la era cristiana, 200 D.C., hasta unos años antes de la expansión inca en nuestra región, cerca del 1570.

La historia del Dique Celestino Gelsi

El abastecimiento de agua a la población de San Miguel de Tucumán fue la gran preocupación de los gobernantes de la provincia durante las últimas décadas del siglo XIX. Eso hizo que el teniente Lucas Córdoba, quien asumió su segundo mandato como titular del ejecutivo, a fines de 1901, le encomendara a su gabinete impulsar el proyecto de embalse de los caudales del río Salí, en la zona denominada El Cadillal.

La iniciativa tuvo aceptación unánime en ambas cámaras y se dispuso la inversión de un millón de pesos para la ejecución de las obras, a través de la ley aprobada el 7 de diciembre de 1903.

Según lo establecido en el plan original, el desarrollo del dique tenía como objetivo garantizar el riego de un extremo al otro de la provincia, con la meta de asegurar mayores beneficios a los agricultores. La represa tendría la capacidad para regar 100 mil hectáreas de forma permanente, extendiendo los beneficios a las zonas de Leales, Tafí Viejo y Burruyacu.

Ya en 1962 se retomó la construcción del Dique, culminando en 1965. También en 1962 se edificaron las primeras viviendas para alojar a los ingenieros a cargo de la obra, que finalmente dieron origen a la actual villa veraniega. El embalse tiene una extensión de 11 kilómetros de largo, unos cuatro de ancho, y 67 metros de profundidad máxima. Su nombre oficial, Dique Celestino Gelsi, homenajea a un exgobernador tucumano e impulsor de su construcción.

La central hidroeléctrica no solo genera unos 14 MW de energía eléctrica, sino que además alimenta una planta potabilizadora que provee aproximadamente la mitad del agua potable que consume San Miguel y, aguas abajo, se complementa con un dique compensador que posibilita el riego de alrededor de 35.000 hectáreas.

Más información: www.tucumanturismo.gob.ar